- Pablito, vente mañana a casa a tomar mondongo ayacuchano con nosotros - me dijo.
- ¡Genial!- le dije, no muy seguro de mi mismo.
...
Después de la conversación, raudo y veloz escribo en Google: Mondongo ayacuchano.
Y me encuentro lo siguiente:
Chupe (sopa) de mote (grano) de maíz con carne de res, pellejo de cerdo, panza de carnero, menudencias, que se hierve toda la noche a fuego lento y al que se añade hierba buena y cilantro.
Y añado yo: con mucho cilantro y con muchas menudencias, arg!
Y de postre, copa de anís.
El liviano desayuno ha sido a las 7:30 a.m. He superado la prueba completa, aunque he estado un poco revuelto toda la mañana. Sólo espero que esto no se haga todos los días 27 de cada mes...
Pero a parte del choque alimenticio, ha sido algo muy especial. Sinceramente me ha impresionado mucho.
Mi casero vive en una especie de anexo a mi edificio y tienen un gran patio. Yo pensaba que sería un desayuno en su casa, con su mujer y sus hijos. Pero no.
Sobre las 7 de la mañana ha empezado a llegar gente. Entre familiares, amigos, vecinos, etc., se han juntado unas cien personas a tomar el mondongo en el patio. ¡Había un par de camareros y todo!
La conmemoración es una especie de recuerdo de la persona que recientemente ha fallecido y todos se juntan para recordarla. El ambiente era un tanto melancólico, pero nada trágico, lo que ha hecho que no me sintiera incómodo.
Y he aquí el chupe de mondongo ayacuchano:
No era pequeño, no.
Y como me parecía una falta de respeto hacer una foto de la gente, en mitad de la celebración, la he hecho tras mi huida y desde la terraza de mi casa.
Después de esta experiencia me he ido al trabajo pensando en lo diferentes que son las costumbres y en lo agradable que es aquí la gente. Me habían dicho que los ayacuchanos eran personas reservada, que les costaba confiar en la gente, pero la verdad es que yo me estoy encontrando con todo lo contrario, personas que aunque tímidas y que les cuesta mirarte a los ojos, te abren su casa.
Entre las actividades que hay estos días en el Centro Cultural está la de un congreso de literatura peruana y esta noche era la Noche Cultural. Desde la oficina he empezado a escuchar la archiconocida canción de Clavelitos y el toniquete me recordaba al de los tunos. Me he asomado al patio para ver quién cantaba y me he sorprendido al verlos a ellos, a los tunos. Y es que resulta, que la primera tuna, al menos de Perú, es la de la Universidad de Huamanga, aquí, en Ayacucho.
Así que me he vuelto a casa canturreando Clavelitos. ¡Los tunos son iguales!