domingo, 19 de diciembre de 2010

HUASI ISQON

La misma noche de la batalla de Ayacucho, David y yo comenzamos nuestro primer viaje. Teníamos tres días, así que decidimos ir al departamento de Ica, que se encuentra en la costa y entre los departamentos de Lima y Ayacucho. Cerquita en kilómetros, pero como siempre, lejos en bus.
Cerca de la capital, también Ica, se encuentra un lugar llamado la Huacachina. Es un oasis un tanto decadente entre dunas inmensas. El caso es que llegamos a la Huacachina sobre las 5.30 a.m. y ,lógicamente, en un oasis no hay nadie dispuesto a ayudarte a esas horas… así que decidimos esperar en una de las dunas hasta que llegaran las 8 y alguien nos diese de desayunar y alojamiento. Según pasaba el tiempo veíamos como la gente salía de los hoteles y comenzaba a subir las inmensas dunas, nosotros también nos animamos. Fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de que no estamos muy en forma… no llegamos a la cima de ninguna.








Lo que se hace en el oasis es básicamente el cabra, montar en buggie y lo más divertido, el sandboard.
(Prometo poner videos del sandboard a la vuelta)
Al día siguiente por la mañana nos fuimos a la Reserva Natural de Paracas. Es una pequeña península desértica, como toda la costa peruana, donde paran a descansar los flamencos rosados. Resulta que el color de su plumaje lo adquieren de su alimento, unos gusanos rojos que rebuscan en la arena de las playas.
Una de las maneras en las que se puede visitar la reserva es con un guía turístico que te lleva en su taxi, o también podríamos decir, un taxista que hace de guía. Sería mucho más interesante poder investigar la península de otra forma, por que es un sitio espectacular, con playas preciosas, con arena rojiza, en las que puedes acampar, pero si no se tiene mucho tiempo, es una buena forma de conocerlo.
                                     
En la rutilla, entre fósiles marinos, vistas preciosas al mar con gigantes acantilas y delfines saltando... también te llevan a una zona que está en medio de la reserva, con 3 o 4 restaurantes de pescadito. Estos restaurantes son los que han resurgido después del terremoto de hace 4 años, todavía se ven algunos que están completamente destruidos. Este pequeño rincón se vio afectado tanto por el terremoto como por un tsunami.
Curioso y a la vez triste es ver, a la llegada de estos restaurantes, inmensos pelícanos esperando como perros que caiga algo de comer. Y es que como pudimos ver, algunos les dan comida para que se acerquen a los gringos y se hagan la foto de turno a cambio de una propina.


Otro de los atractivos de esta zona, son las Islas Ballestas, o “Las Galápagos de los pobres”. A las 8 de la mañana nos juntan a todos y puedes ver el ambientillo mafioso que tienen montado alrededor de la visita. Todos los organizadores correteando de un lado a otro, hablando por el celular, nerviosos para meter a sus clientes en alguna de las barcas. Finalmente todo el mundo entra y visitas las islas sin problema.
Las islas son famosas por la fauna y por el guano. La fauna es espectacular, leones marinos, pingüinos Humboldt (de 40 cm de alto aprox.), pelícanos y miles de aves en general. Y el guano o excremento de ave, que es lo que tiñe las islas de blanco, es otro gran tesoro del Perú. Este guano es el mejor fertilizante natural del mundo y en las islas se recoge por toneladas, pero ha sido tal la exportación de este producto y el abuso de las aves (también por la cacería) que ahora la recolección está prohibida y sólo se hace cada 7 años. Anteriormente la cantidad de guano era tal, que había zonas de hasta 5 metros de pura mierda de pájaro. De hecho el olorcillo durante la visita es un tanto característico. Con este producto Perú ha pagado la mayoría de su deuda externa.
En una de las islas hay dos guardias que viven allí todo el año, para asegurarse de que nadie se lleva el guano. ¡Qué horror de trabajo!

                                               
Gringoman preparado para zarpar.
                                      

                                     



 La mancha oscura del fondo son colonias inmensas de pelícanos, cormoranes ...


Por último decidimos pasarnos por Pisco, que está cerquita de Paracas. Nos quedamos tocados al ver las pésimas condiciones en que se encuentra la ciudad después del terremoto. Hablando con la gente, todos coincidían en que los distintos alcaldes se habían llevado mucha pasta que  era para la reconstrucción de la ciudad. Aún se pueden ver casas derruidas, la iglesia a punto de caer, grietas, escombros...

Con el post de hoy me despido hasta el año que viene. Esta noche David y yo cogemos un bus de camino a Lima y comenzamos el viaje por el sur del país. A la vuelta, ya solito, escribo y cuento.
Sin más ¡felices fiestas a todos!


miércoles, 15 de diciembre de 2010

HUASI PUSAQ

La semana pasada también fue fiesta por aquí, aunque por otras razones.
El 9 de diciembre de 1824, se desarrolló en la pampa de Quinua, a poquitos kilómetros de Ayacucho, lo que se conoce como la Batalla de Ayacucho. Ganaron los independentistas, terminándose así el virreinato y sellando la independencia del Perú.
Decidimos ir ese día a la Pampa de Quinua y ver un poco que se cocía por ahí. Al llegar nos encontramos con gran cantidad de militares, marinos, etc… haciendo ofrendas florales, pero poco a poco se dio paso de las danzas y empezó lo interesante.






También estaba lleno de puestos de comida, y pudimos probar un montón de cosas nuevas con el asesoramiento de unos amigos ayacuchanos que vinieron con nosotros.

Además de comida también se podían encontrar otro tipo de productos. Lo que más me sorprendió fue este señor que vendía sangre de drago. Esta sangre se obtiene de la corteza de un árbol. Es el latex de un rojo intenso y que sirve como cicatrizante y analgésico. Investigando por internet he visto que están demostradas sus cualidades medicinales desde el siglo XVII. Si alguien se anima, le envío un botecito.


Después de un paseíto, comer y beber, nos bajamos al pueblo de Quinua, un pueblo que se caracteriza, sobre todo, por su cerámica. Todas sus casas están coronadas con reproducciones en cerámica de casitas, iglesias, distintos personajes… y no me pude resistir...


... ahora mi nevera está coronada por una de estas iglesias.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Huasi khanchis

Estos días en Lima también los disfruté mucho. Nos reunimos allí para hacer un curso, “Realidad peruana”, bastante interesante, sobre la política, la sociedad, distintos conflictos como el de la minería, etc. Además salió el sol.
Algunos aprovechamos y nos quedamos el fin de semana en Lima. Comimos rico, conocimos nuevos sitos, entre ellos la Huaca Pucllana o más popularmente conocida como Huaca Juliana. Es una enorme pirámide de adobe, con bastantes enterramientos de mujeres decapitadas…, que está en mitad del barrio de Miraflores, donde los típicos perros peruano (que no tienen pelo) andan a sus anchas. Actualmente está en restauración o casi, diría yo, reconstrucción.  A pesar de su magnitud actual, no es más que un tercio de lo que fue. Entre los huaqueadores, los intereses urbanísticos y que la huaca sirvió de pista de bicicross y de cementerio chino, la verdad es que, la pobre huaca no está tan mal. Su resistencia se debe a que los adobes están dispuestos en forma vertical y formando trapecios, lo que no sólo ha permitido resistir los diversos terremotos que habrá habido desde el siglo II d. C, sino también el paso de la mano más destructiva, la nuestra.
Y el domingo por la noche llegó David y nos quedamos toda la noche de cháchara en el aeropuerto esperando que saliese nuestro avión a Ayacucho, a las 5.30. Y aquí que llegamos muertitos, directos al trabajo y con una maleta de menos. Aún seguimos compartiendo ropa, hasta que al pobre David le llegue el equipaje (las esperanzas van disminuyendo)
Esta semana ha pasado rápido. Mucho curro, pero muy bien acompañado.  David ha encontrado una biblioteca donde poder estudiar las opos, mientras yo estoy en la chamba (curro), aunque parece que a partir de mañana lo podrá hacer en el Centro Cultural, en lo que será nuestra futura biblioteca. Esa primera biblioteca, en la que ha estado estudiando, está situada dentro de un mercado, con puertas abiertas al mismo, con música puesta por el bibliotecario y con los perros  que aprovechan y se acurrucan a los pies de David. Pero a pesar de esto, la idea de tener una biblio dentro de un mercado para que los hijos de los que trabajan allí puedan hacer las tareas del cole es genial. Es una pena que no haya recursos para mejorarla. (Finalmente David ya ha comenzado a estudiar en la futura biblio del Centro Cultural, la cual no se abrirá de momento porque no hay plata para pagar a un bibliotecario..., sin duda, David se concentra mucho mejor aquí)
Parece que está comenzando la época de lluvias, lo cual trae problemas a la ciudad. A parte de las inundaciones, de las que ya he hablado, el internet falla (llevo tres días intentando colgar este post, parece que hoy podré) y la luz se va. La semana pasada se fue la luz casi 24 horas. La vuelta a casa, de noche, yo sólo, fue una experiencia curiosa. La única luz de la ciudad era la de los taxis y la de la linterna de mi móvil. Los taxis estaban todos llenos y el que quedaba libre te cobraba más del doble de lo que normalmente cobran, aprovechando que no había otra forma de volver a casa. Estoy seguro que me hubiese roto una pierna si hubiese tenido que ir a casa andando, porque hay muchos agujeros…

Esta foto es de ayer mismo en la terraza del Centro Cultural, donde tenemos dos frescos del s. XVI o XVII que no están protegidos. Cuando llueve fuerte la terraza se inunda (como toda la ciudad) y hay que achicar el agua y poner plásticos para que el daño no sea terrible. A la terraza se accede desde la biblioteca donde David ya ha comenzado a estudiar, así que le tocó coger la escoba y echar una mano.
Si la cosa va bien, el año que viene, en esta terraza haremos un café literario, con acceso desde la biblio y con vistas a la Plaza de Armas. ¡Va a ser precioso!